Nacido para celebrar los 40 años de Ferrari, el F40 fue el último proyecto aprobado por Enzo Ferrari y el ícono que definió una era. Pensado sin concesiones, mezcló chasis ligero en compuestos con aerodinámica extrema y un interior tan crudo como honesto: lo justo y necesario para ir rápido.
Debajo del capó, su V8 biturbo demostró que la ingeniería podía ser brutal y precisa a la vez. La entrega de potencia era inmediata, el sonido inconfundible y la sensación de manejo, puramente analógica: sin ayudas, sin filtros, solo piloto y máquina.
En pista se ganó un lugar en la historia por su velocidad máxima récord para su tiempo y por el carácter indomable que enamoró a puristas de todo el mundo. Fue el superdeportivo que marcó el puente entre la vieja escuela y la modernidad.
Esta obra rinde homenaje a ese mito: líneas tensas, rojo pasión y presencia imponente. Un tributo para quienes entienden que algunos autos no son solo autos, son leyenda.







